07 junio 2013

FestiGabs en La Excalibur


1 de junio de 2013

Una despedida de soltero es un tema serio. Son muchas las historias y aventuras que le pueden pasar por la cabeza al despedido, y en casi todas ellas siendo los amigos el eje central. Y con fiestas como la organizada a Gabs queda patente que un amigo es un tesoro y que te cases o no todo el mundo debería tener derecho a una fiesta de despedida en su vida. 

Los colegas de Gabs organizaron una fiesta basada en dos conceptos muy sencillos pero directos y que este blog soporta desde el crítico de calle hasta el director: música y amistad. También había un pequeño grupo de acoplados, entre los que se puede deducir que me encontraba yo. Y acudí no solo por el concepto. O porque fuera en la mítica Excalibur de Vallecas. O porque me pagaran algunas copas. No (o sí). Sino porque objetivamente el cartel de este festival que conoció su única edición tenía una pinta estupenda. 

La Blue Velvet hizo un homenaje a Fogerty y los suyos en condiciones. Con voces, movimientos sobre el escenario y panderetas típicos de esta banda americana que sencillamente marcó una época. Miembros muy creíbles, más allá del parecido físico, que transmitían ilusión y pasión en lo que hacían. Una banda muy recomendable para escuchar esas canciones que desgraciamente nunca sonarán como solían. Con guiños muy divertidos al protagonista de la noche, dejaron una sensación de boca muy buena y un buen rollo a pie de escenario que duró toda la noche. Sirva Down on the corner como ejemplo.


Como en los mejores festivales, el cartel estaba seleccionado de manera que fuera de menos a más potencia. Era el turno de Dieaway para marcar esa tendencia, y lo consiguieron a base de grunge. Temas de Pearl Jam y Alice in Chains entre otros que resonaron en la Excalibur  a golpe de guitarreo y canturreo y donde Gabi se marcó un tema en el escenario, desde donde pudo lanzar sus flechas de Cupido desde dos metros sobre el suelo.

Para rematar la noche de festival improvisado, y no por ello menos currado, Grapeshot dio a la sala el toque jevi que perdió cuando se convirtió en la actual Mamá Pachanga. Una actuación donde se mezcló el sentimiento a un amigo y la energía brutal de un grupo que promete. Una banda metalera que con temas propios como este Sons of Betrayal dieron fuerza para arremeter con lo que pasara esa noche. 

Una noche llena de amigos y desconocidos con un nexo común: las ganas de que Gabi fuera el protagonista y que la música fuera partícipe de ello. Un ejemplo de despedida alternativa sin grandes florituras ni despelotes donde el buen rollo fue el gran triunfador, con bandas sonoras a la altura. 

Suerte. A todos. 
 

03 junio 2013

SONISPHERE 2013 en el auditorio Miguel Ríos

31 de mayo de 2013

Este festival itinerario de heavy se está convirtiendo año tras año en un referente en España para los hombres y mujeres de camisetas negras, pelos largos y cuerpos que pitan al pasar por los controles de los aeropuertos. Cambiará el formato. El número de días. La ubicación (este año Rivas se está llevando la palma). Pero con carteles tan potentes como el de esta edición la asistencia está asegurada. LLueva, truene y haga un día soleado con viento como el que se nos brindó. 

En un recinto apto para todos los públicos (incluso para los que no tenían entrada) y sin bocadillos para celíacos, la cantidad de lavabos y de barras para la priba estaba más que acorde para las casi 30,000 personas que poblaron esta ciudad metalera por un día. A pesar de la batalla campal que se llevaron a casa mis zapatillas, la organización estuvo bastante bien, a excepción de las zonas de alimentos, donde conseguir hueco para un bocadillo caro y de pan chicloso era peor que estar en primera fila de los Maiden. 

Ghost empezó mi noche festivalera con una puesta en escena graciosa pero que no transmitió nada. Un directo bastante soso para un papa de la oscuridad. Creo que hasta el propio Satanás se hubiera sentido decepcionado con su discípulo. 

Poco más tarde, a horario todavía infantil, los Maiden salieron a escena. Fórmula que funciona y que saben exprimir como nadie. Un escenario sencillamente espectacular y un conciertazo que se ve venir desde que retumban en tus oídos el Doctor, Doctor de UFO. Antesala de un chorro de temazos y de escenografía digno de un musical de los que marcan una época. 

Con algunos problemas iniciales con el sonido del micro de Bruce Dickinson, rápidamente nos pusieron en órbita con 2 minutes to midnight, The Trooper, The number of the Beast, Run to the Hills o Fear of the dark. Junto con las marionetas gigantes que cobraban vida a cada riff de Dave Murray y luces que creaban un ambiente digno de la ocasión, un bis que terminó con Running Free puso punto y seguido (se les vio tan bien que cuesta pensar en un final) a una carrera llena de música. De heavy metal. De pasión. 




Anthrax era de esos grupos a los que todavía no había tenido el placer de presenciar y de los del cartel de este año despertaban en mí, al menos, curiosidad por ver su directo. Y no defraudaron. 

Con homenajes a Dimebag Darrell y al gran Dio, e incluso con algún cover a AC/DC, estos americanos pusieron toda la carne de vacuno en la barbacoa desde el inicio del bolo. Bien extramotivados por la actuación de los Maiden o simplemente porque son así, la banda del señor Ian destrozó el escenario de Rivas a base de rabia y fuerza. Temas como I am the man hacían que Belladona se tuviera que dejar la piel en el escenario para estar a la altura. Y lo consiguió. Escenario menos decorado pero compensado con música. 

Cerraba la noche uno de los considerados Big Four del trash metal, Megadeth. Con el cansancio, el frío y los dos conciertazos previos, la banda de los Daves jugaba en clara desventaja. Sin embargo, estuvo a la altura con un escenario muy visual lleno de vídeos e imágenes y sus habituales riffs y solos como el de Tornado of Souls, que provocó más que un revolcón por el suelo. 

Una noche (otra) de música que empunta los pelos. Que abstrae y permite disfrutar de un ambiente tan sano como perjudicial. Tan sensible como bruto. Tan sobrado como humilde. Tan descarado como respetuoso. 

Un mundo hecho a medida de quien lo busca. Y siempre se acaba encontrando.