09 diciembre 2012

Gipsy Cigoto y Las Cheerleaders Asesinas en La Leyenda Rock bar

8 de diciembre de 2012

Que un plan se tuerza siempre puede causar indecisiones. Ese momento duro de no saber muy bien qué hacer. Dónde ir. Mentalmente también se puede convertir en un pequeño chasco. Pero esto es Madrid. Si no es a, es b. Y si no, siempre te puede quedar agasajar a a

Tras una intentona de incursión en la Siroco para acudir al día 2 del festival The beat goes on, donde soul y pop iban a copar la noche del día de la Inmaculada Concepción, la misión se tuvo que abortar por falta de entradas, al menos en ese momento (¿?). El bar La Leyenda pasó de un plan b a una realidad. Uno de esos bares que da oportunidades a bandas locales, algo siempre loable en los tiempos que corren. 

Era el turno de Gipsy Cigoto. Sí, en serio. Se llamaban así. Grupo de nivel aficionado que basaba su repertorio en versiones de los Red Hot Chilli Peppers, AC/DC e incluso Led Zeppelin. Es cierto que incluso antes de algunos de los temazos que se lanzaron a "versionar" se llegaron a disculpar, sabedores de que les era imposible alcanzar el nivel de los originales. 

Aun así, en general,  la banda fue bastante floja, tanto a nivel escénico como instrumental. En cualquier caso, es innegable el tesón, el ímpetu y el disfrute tanto del grupo durante todo el bolo como de los amigos y sus madres. Madres que con unos "Muy bien" de fondo que resonaban en toda la sala, prácticamente vacía, seguro quedaron orgullosísimas de sus retoños.
 


Las Cheerleaders Asesinas (de nuevo, prometo que no me he inventado el nombre) salieron sin miembros femeninos en el grupo y dándose a escuchar tocando de fondo el Smoke on the Water que en ese momento resonaba en el bar. Banda que, con temas propios, y con letras que jedían a grupos ya reconocidos como los Motociclón, daba más sensación de querer protagonismo (su guitarra principal se hacía con el centro del escenario cada vez que tenía oportunidad) y descargar su adrenalina que ser conscientes de la frialdad con la que la mayoría del público acogió a la banda. Y no fue por falta de cerveza. 

Más allá de la calidad de los conciertos. Más allá de que los amigos nunca fallan. Más allá de que una portada de Los Ilegales desviara mi atención y mis pensamientos a épocas gloriosas. La sensación fue buena. Porque sigue habiendo bares donde se da barra libre a grupos que disfrutan con lo que hacen. Y desde aquí, se intentará siempre potenciar estas iniciativas. 

Ah. Y elogiar a las madres, que siempre están ahí. 

05 diciembre 2012

Loquillo en el Teatro Monumental de Madrid

1 de diciembre de 2012

En un Teatro Monumental de Madrid a reventar de seguidores de Loquillo, el programa Abierto hasta las 2 de RTVE se dejaba ver para hacer radio en directo, que para los que siempre hemos sido oyentes, se agradece. El programa usó como excusa la presentación de su nuevo disco, La Nave de los Locos, para profundizar en el personaje y la persona: Loquillo y Jose María Sanz. Jose María Sanz y Loquillo.  

Su primer paso al frente del programa fue, como no podía ser de otra forma, al micrófono y junto a su banda, para representar (qué mejor verbo para un teatro) en semi acústico el tema que da nombre al disco, La Nave de los Locos (sin novedad en el paraíso). Las principales novedades de este disco que claramente se reflejan en este tema homónimo del álbum son las letras de Sabino Méndez, comprometidas con la situación social actual, y el fondo rockero de sus guitarras y estribillos con gancho.    

La entrevista no tuvo desperdicio ninguno. Este tipo sabe lo que quiere. Sabe lo que piensa. Y tiene claras sus prioridades y preferencias. Tiene eso que tanto se añora en estos tiempos: la coherencia en sus pensamientos y sus acciones. Frases sencillas, directas, que más allá de poder hacer gracia, transmiten ideas y una forma de pensar que si estuvieran recogidas en un libro darían para más de un decálogo sin contradicción entre ellas. 



El respeto a los mayores, a los mitos, a los que dieron todo para estar donde estamos, para bien o para mal. La actitud del código de barrio. Sus orígenes como hijo y amigo. Y tiempo para más temas musicales, el segundo corte del nuevo disco, El mundo necesita hombres objeto

"El tercer mundo respeta a sus mayores, nosotros los condenamos al geriátrico". "El rock no da gente fea". "A partir de una edad ya no existes". "Deberíamos sentirnos orgullosos de nuestra cultura". "Lo que me parece una vergüenza es que alguien cobre 50 € por una entrada a un concierto de Rock. Hagamos posible las cosas". "Aquí hay talento, hay creatividad. No tiene que venir ningún guiri a enseñarme cómo es esto".

Y más música: Cruzando el paraíso. Y más frases: "El escenario es el único lugar donde se me permite ser yo". "Mi público tiene muy buen criterio". Y más música: El hombre de negro. Y más frases: "...los americanos que llenaron Barcelona de ladillas". Y así, como era de esperar, hasta las dos.

Un programa lleno de anécdotas, emoción, chistes (buenos y malos), de baloncesto y de rabia. Que podéis disfrutar íntegro en el siguiente link. Y como broche, para honrar a las bandas rockeras, Maldigo mi destino clausuró la noche.

En palabras del protagonista: "Se basa en una cosa muy sencilla: tener fe en ti mismo". Fe en ti. Y en tus sentimientos. Y en tus ideas. En lo que te hace sentir bien.

A por ellos, que son pocos y cobardes. 
 

01 diciembre 2012

Orquesta clásica Santa Cecilia en el Auditorio Nacional

29 de noviembre de 2012

Acostumbrado a sonidos sucios, actuaciones llenas de riffs (menos o más sofisticados), energía desenfrenada a ambos niveles (escenario y público) y tugurios donde un cuenco con pipas y garbanzos secos es considerado como un auténtico lujo, aquí viene el puntito que le faltaba al blog y que hasta ahora no me había sido posible disfrutar. Introduzcámonos en los entresijos de la música clásica. 

Sobra decir que la experiencia en este tipo de conciertos es escasa, por lo que aquí se refleja no es más que un puro cúmulo de sentimientos, perspectivas y observaciones que en ningún caso pueden enfocarse desde un punto de vista técnico. 

Dejando a un lado prejuicios sociales, el Auditorio Nacional y el ambiente que allí se respira es muy emocionante. Una sensación de penetrar en un garito atemporal (guiño) donde el patio de butacas, la decoración y la distribución de las sillas de la orquesta sobre el escenario parecen estar estratégicamente pensadas para abstraerte de lo que hay fuera (y cada vez es más complicado). 

La Orquesta clásica Santa Cecilia dirigida por Héctor Guzmán fue la encargada de representar, junto con la solista pianista Judith Jáuregui, varias piezas del que quizá sea el más reconocido de los compositores españoles del siglo XX, Manuel de Falla. En una Sala Sinfónica del Auditorio con algo menos de tres cuartos de entrada, el escenario radiaba.

   
Una primera parte donde Introducción y Danza de "La Vida Breve" sin voces ni bailoteos de por medio empezaron a hacer vibrar los pelillos de los brazos, y que una segunda tanda con el concierto para piano terminó por crear un bienestar y un ambiente folclórico espectacular. Quizás eché de menos el sonido de una guitarra española, que hubiera puesto la guinda a este festival del sonido clásico nacional (con castañuelas incluidas). Durante la segunda parte se nos deleitó con las Suites 1 y 2 del Sombrero de Tres Picos, con notas tan limpias que parecían salidas directamente del pentagrama en papel, que no en libro electrónico.
 
Lo que mi espíritu no puede aguantar es cohibirse en una silla mientras sobre el escenario se despierta una intensidad tan honda que parece mentira que nadie salte de su silla y se ponga, sencillamente, a gritar. Supongo que pasión y saber estar es la combinación adecuada en estos conciertos altamente protocolarios.

La magia de la música clásica, que da con notas que te hacen ver. Es la magia de quien se sienta a tu lado con un abrigo sobre las piernas. Es la magia del momento. Y de compartirlo. Gracias.

¿Magia? No. Es Fantasía