11 noviembre 2012

Noche de raíces en la sala Siroco

9 de noviembre de 2012

Casi como en el día de la marmota, tiempo después de aquella noche funky en la sala Siroco, los mismos protagonistas se daban lugar en el mismo sitio, y que me aspen si no a la misma hora, para pasar otra noche de buenrollismo justo cuando el frío empieza a pelar Madrid.

Con la sensación de recordar a músicos y parte del público, el objetivo no era otro que bailar, cantar los temas conocidos y disfrutar los desconocidos. Ah, y dejarse llevar. Por esa energía que se transmite desde el escenario cuando las notas empiezan a formar en el aire la palabra F-U-N-K sin percatarse. Y tu cuerpo, como algo innato, empieza a bailarlo.

Sobre el escenario era el turno de Nazan Grein. Esa banda que desde el primer instante sabes que, pase lo que pase durante el bolo, va a ser bueno. Porque hacen cositas interesantes. Y porque se les ve que lo gozan tanto como el público. Sonrisa va, sonrisa viene. Comentario gracioso va, otro que viene. Complicidad entre ellos y con el público. Funky no sólo emanando de los instrumentos, sino también de la actitud de los miembros del grupo. Entre otros, el Agrofunk sonó en las catacumbas de la Siroco con un sonido nítido y con mucha potencia de los bajos para marcar bien el ritmo de las piernas de los allí presentes.


También hubo el intermedio habitual donde el cantante, que tiene a la banda por lujo más que por necesidad (podéis ver la miniserie El Robo del Funk, donde se deja patente la amplia variedad de sonidos que el tipo es capaz de reproducir), dedicó unos diez-quince minutos al beatbox, quedando al público entre boquiabiertas y sonrientes. Una virguería al servicio de la música y del Funk. Amén. 

Con un tema final donde guitarras y bajos se fundieron, la actuación fue enérgica y divertida. Genial. 

Tras una charla más larga de lo esperado, pero que en todo caso mereció la pena, descendimos a las profundidades de la Siroco para participar en el bolo de Funkin' Donuts, donde el grupo ya había empezado a darlo todo. Pero esa es otra de las peculiaridades del Funk. Que puedes pillarlo a medias sin que tu cuerpo y/o mente se resientan. Rápido coges el ritmo y vuelta a empezar. 

De todas formas, fue a tiempo para canturrear los clásicos (para nosotros lo son) Atraco Perfecto, Fiesta Cuarto Computador o por supuesto, ese himno tan pegadizo que grita que todos somos Funkin' Donuts. ¿Qué manera hay más sencilla de hacer partícipe al público? En el siguiente link podéis disfrutar del concierto completo. 

Noche de raíces. Quizá porque este estilo de música tan especial nos quita de encima toda la presión de tronco y hojas para quedarnos en eso, en raíces, y disfrutar como parece no lo hemos hecho nunca. Horas que pasan al son de cuerdas, vientos y voces. Horas que se hacen cortas en espera de otro fin de semana largo. 

Y ya van dos. 


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