10 septiembre 2012

Lovebettie en Fair in the Park

8 de septiembre del 2012

Pittsburgh es una ciudad de actividades fuera de casa. Sí, sí. Tienes también museos, exposiciones y por supuesto bares. Pero es en las zonas verdes, en las terrazas de los garitos y en las calles donde se cuece lo bueno de este lugar. Y eso, para mí, habla muy bien de la ciudad del acero. 

Este fin de semana se organiza lo que llaman, llanamente, A Fair in the Park. Unos cuantos stands con artesanía local, otros tantos con artefactos curiosos y por supuesto, un puesto de hamburguesas y perritos calientes, y ya tienes una feria local montada para sacar a la gente de sus casas, a pesar del viernes y mañana del sábado pasados por agua. Ah, y gratis. Ah, y con un escenario. Y ya van 43 ediciones.

Ubicado el jaleo en lo alto del parque Mellon, unas decenas de carpas blancas ofrecían jarrones aretesanales, pinturas de Pittsburgh y alrededores, decorativos de hojalata que, dependiendo como se mire, podían llegar a dar miedo en una noche de tormenta en tu casa, mirándote desde la mesilla de noche. Y ya sobre el escenario, los miembros de Lovebettie poniendo a punto sus intrumentos para el bolo. 

Autoproclamados como los pioneros del Swagger rock, a este cuarteto de Pittsburgh liderados por Ali, una chica de armas tomar con el pelo alborotado y las medias de color, le tocaba desplegar su rock arrogante delante de un español con un blog, señores mayores con batamantas y familias preocupadas porque sus niños no se volvieran locos moviendo las caderas (sí, alante y atrás). 

  
Sin parar de agradecer al público (alguna que otra docena) sus aplausos tras cada uno de los temas, Lovebettie se empleó a fondo sobre el pequeño escenario. No sé si fantoche o no, pero la música desplegada tampoco es que sonara excesivamente original. Nada que no se haya re-inventado a estas alturas de la película. Rock con algunos toques de heavy melódico y cada nota de guitarra, bajo o batería enterrada por la voz de la chica. Are you out There, Red Roses o Monsters son el eje central de su último disco, The Red Door. Tampoco faltaron los covers en el parque, destacando el Material Girl de Madonna, muy apropiado para una época de elecciones estadounidenses. 

Tras una hora de concierto, una charla con la banda (venga va, sólo fue con la cantante) y la compra de un par de discos dedicados, Pittsburgh volvió a recibirme como sólo él sabe: dándome a conocer otra banda local que merece la pena seguir.

Dame. ¡Dame más!.

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