29 noviembre 2009

Muse en el Palacio de los Deportes

28/11/2009

¿Cuándo se empieza a considerar a un grupo como un "grande"? ¿Cuando empiezan a llenar estadios? ¿Cuando para conseguir una entrada para un concierto suyo es necesario recurrir a la repugnante reventa lucrativa? ¿Cuando para coger sitio hay que ducharse, vestirse y cenar en la cola? Pues probablemente, ninguna de estas cosas. Una banda es grande cuando lo que hace nunca deja de tener sentido. Y por ahora Muse está en ese grupo.

A pesar de acercarme al concierto un par de horas antes, la cola interminable hizo que no pudiera disfrutar de Biffy Clyro, que actuaban como teloneros. Escoceses sin falda que seguramente calentaron los preámbulos. Una pena. Lo peor es que por ser teloneros de Muse han cancelado los conciertos que tenían en Madrid y Barcelona. A mamarla a Stirling.

Como viene siendo habitual en estos tiempos que corren, el concierto empezó algún minuto antes de la hora oficial. Está claro que nunca llueve a gusto de todos...Con una escena inicial muy doomniana, los componentes de Muse aparecieron encaramados a unas columnas abiertas, no aptas para epilépticos. ¿Querías láseres? Pues tomad. ¿Queríais música de sintetizador? Pues tomad. ¿Queríais The Resistance? Pues tomad. Siguiendo el patrón, se fundieron el último disco en la primera mitad del concierto. Uprising, Resistance, United States of Eurasia...Todas ellas sonaron bastante graves. Muse tiene riffs como para fardar, y alguno de los temas nuevos son bastante melódicos. Pero entre la algarabía y la batería no se apreciaban tanto como me hubiera gustado.



En ningún momento perdieron gas. Fueran clásicos o novedades, Muse mantuvo el pulso con el público durante todo el concierto. Plug in baby, New Born, Starlight, Stockholm Syndrome y Hysteria fueron geniales. Siempre se echan en falta temas: In your World, Micro Cuts o Feeling Good, pero en general el setlist del concierto estuvo bastante bien, intercalando los temas nuevos con los maduros.

Es posible que muchos culpen a Muse de demasiado sintetizador. Poco tacto y sentimiento humano. Pero a pesar de ese sonido tan espacial, el espectáculo nunca dejó de estar bajo su mando. Bellamy demostró su control al piano, a la voz, a la guitarra y a los teclados. Y ahí superó a la máquina en el escenario.

Tras hora y 40 minutos, acabaron con Knights of Cydonia, que cada vez que la escucho recuerdo mi época de Heavy melódico, liderada por Rhapsody. Un final para mantener un buen sabor de boca en el ambiente. Un inicio para seguirle la pista a estos tres tipos ingleses...Come ride with me.

25 noviembre 2009

La guitarra de ayer y hoy

24/11/2009

Se dice que, de los instrumentos de cuerda, la guitarra puede resultar de los más sencillos. Realmente no lo sé. Para mí es igual de complicado (o de fácil) que cualquier otro, y más después del concierto "La guitarra de ayer y hoy".

Tras pequeños desajustes iniciales de lugar (no descarto algún día recibir un masaje thailandés...), me acomodé. La sala es una pequeña zona de conferencias situada en la planta baja del centro cultural de la Generalitat Catalana, en la calle Alcalá, al lado del teatro de Bellas Artes. Al principio temí por el sonido, porque no daba buena impresión, pero una vez empezó el concierto, los temores desaparecieron. Totalmente.

Inició el concierto Joan Asensio, profesor de la ESMUC, con varios temas tranquilotes, de flamenco más clásico. Preciosos. Especialmente Patricia. No sé qué tendrán las canciones con nombres de mujer que siempre sobresalen. Siempre merecen ser escuchadas. Siempre se tocan (y se escuchan) de algo especial. Genial.

Juan Carlos Gómez, acompañante de Cañizares, entró y rompió. Se notó un cambio importante en sonido y en sensación. Mucha más potencia. Quizás no tan delicado y más transgresor frente a lo clásico, pero no menos genial. Parece mentira, pero me pareció notar que estaba algo nervioso...quién sabe. Quizás le pase cada vez que toca la guitarra, por miedo a hacerle daño. O a sentir el desilusionarla si lo la toca como ella quisiera.




Hubo también momentos para dúos y tríos (repito: el masaja thailandés estaba más abajo), con Luismi (permite que te tutée) a la española y a la eléctrica. Sí señores. Hubo también eléctrica. Y mandolina, aunque en plan sucedáneo. Incluso se atrevieron con una de Paco (que no Frankie), que quedó realmente bien, salvo alguna cara que otra...(¡fotos no!).

En definitiva: una hora de música, gratuita, que trajo a un centro catalán lo más profundo de este país. A pesar del nosequé que daba, de vez en cuando, ver al fondo al señor Moix vestido de Napoleón.


Olé. Olé. Y olé.

18 noviembre 2009

Depeche Mode en El Palacio de los Deportes

17/11/2009

Es increíble que en estos días que corren siga habiendo tanta expectación por la música: spotify, pirateo, youtube, grabadoras... Depeche Mode demostraron, a más de un rey del pollo, que después de 30 años es posible renovarse y seguir en lo más alto con conciertos como el del pasado martes en el Palacio de los Deportes.

No es menos sorprendente que después de miles de conciertos organizados se siga generando el caos cuando hay sobresaturación...¿excesiva venta de entradas? Quizá. Policía nacional calmando al espectador que, después de haber pagado 50 €, no podía acceder a su localidad porque, literalmente, "No era posible". Con entrada de pista en mano, tuve que conformarme con ver el concierto desde el anfiteatro. No me quejo, hubo quien ni eso. Pésima organización. Y van dos este mes.

Hubiera sido de esperar que después de tanto tiempo de gira y de un concierto dado en Madrid el día antes, Gahan y compañía entraran entonados. Pero les costó. Durante los primeros 15 minutos el ambiente fue gélido. Al grupo se le veía apagado; cansado; desmotivado; out of the flow, que diría alguno. Puro espejismo. Tras Walking in my shoes, algo cambió. No fue sólo el hecho de que Dave se quitara la chaqueta. O de que Gore sacara a relucir su voz y su guitarra (aunque, sinceramente, estuvo demasiado desaparecida para mi gusto). Depeche Mode explotó.



A Question of Time, Policy of Truth, I Feel You o Never Let Me Down Again fueron acojonantes. Efectos visuales geniales, con un serpenteo continuo de los juegos de luces. Un sonido muy bueno. Una energía tremenda, en forma de bailes de cadera que, aun no llegando a los 50, arriesgó su pelvis. Fue genial.

Por otra parte, destrozaron Enjoy de Silence. Hicieron una versión que, lejos de resultar moderna, parecía más propia de una discoteca ibicenca que de un concierto en directo. Hubo momentos en los que se echó en falta ese sentimiento humano que controla a la máquina. Carisma y personalidad tienen de sobra para hacerlo durante las casi dos horas que duró el concierto. Es cierto que faltaron temazos con John the Revelator o Ice Machine, pero es como ir a ver a Loquillo y pedir que toque La Mataré...ni jarto vino, oiga.

El final fue apoteósico, con Behind the Wheel pero sobre todo con una versión muy heavy de Personal Jesus, que hizo temblar los cimientos de un Madrid siempre en construcción. Fue el broche de oro a un concierto que, a pesar de que alguno hizo lo posible por estropearlo, fue cojonudo.

Reach out and touch faith!

08 noviembre 2009

Love of Lesbian en la Riviera

07/11/2009

Tras inicios titubeantes en lengua "no cristiana", Love of Lesbian (LOL) demostraron en la Riviera por qué se han convertido en, probablemente, los principales exponentes del indie español. "A pesar del Atlético de Madrid - Real Madrid; del concierto en pararelo de Vetusta Morla y de la crisis económica", palabras textuales de Santi, su cantante, LOL llenó la Riviera de poppies y de algún que otro intruso con careta y sin ella.

Antes de lo esperado para algunos (Atrápalo no hizo buena gestión en la venta de entradas), LOL empezaron a ritmo de Allí donde solíamos gritar (1999, álbum que les ha traído a Madrid y a otros lugares del país). Pero rápido se saltaron el protocolo en este tipo de giras y pasaron a sus temas más...más...siderales, fugaces, boreales, astroconocidos, cool y otros adjetivos de la jerga típica del sector (que sigo aprendiendo): Universos Infinitos, Noches Reversibles, Domingo Astromántico, Me amo o Un día en el parque. Aunque no faltaron 1999, Club de fans de John Boy y otros temas del último disco, sin duda fueron, como siempre, los clásicos los que más se dejaron oír entre el público.





Técnicamente, el concierto fue bueno. El sonido no tanto; los instrumentos se comían unos a otros y, en ocasiones, más bien había que intuir las notas. Sin embargo, todo eso quedaba inundado, no sólo por incendios de nieve, sino por la intensidad y la buena sintonía banda - público. Con varios cambios de vestimenta según el momento, se puede decir que fue un concierto, sobe todo, divertido.

Para alguien out del panorama indie, que acertaría apenas un par de canciones del estilo poppie en el Music Challenge del caralibro, el espectáculo de LOL se manifiesta como recomendable. Y más si se tiene en cuenta el fiestón que montaron al final. Con Algunas plantas en mp3, todos los componentes del gupo, incluido Carlos Cross (el telonero al que no pude ver gracias al cambio de horario no avisado por Atrápalo), se adentraron en la marabunta de público para saltar y terminar de agotarse. Ambiente perfecto para irse de fiesta. O simplemente, para tomar dos cervezas con alguien especial en un sitio insonorizado. Fue, con mayúsculas, un sábado astrorromántico. Otro más.